Descripción

El autor reflexiona sobre la necesidad de una educación decolonial en el siglo XXI, cambiando el contenido de los términos educación, instrucción, desarrollo y formación. Analiza la escuela desde una perspectiva decolonial, estableciendo nuevos roles para los actores decoloniales (el estudiante decolonial y el profesor decolonial), quienes deben desplegar procesos decoloniales no tradicionalistas ni adoctrinantes, mediante un aprendizaje y una enseñanza decoloniales que permitan configurar una clase decolonizante. Propone decolonizar el proceso pedagógico mediante cinco componentes: intencionalidades formativas compartidas, contenidos curriculares consensuados y estrategias metodológicas, recursos didácticos y evaluación educativa decolonizante. Ahora bien, a pesar de que la pedagogía configurativa y la investigación configuracional propuesta por el autor son decoloniales, no usa las categorías propias del giro decolonial y precisamente el atributo decolonizante de dicho giro es el sistema de categorías potente que han logrado configurar durante más de tres décadas. Es decir, se despliega una crítica eurocéntrica al eurocentrismo pedagógico, científico y epistémico, configurando un intento de decolonizar, pero con un discurso aún eurocéntrico que no se desprende de las categorías importadas desde Europa.