Gracias a nuestros años de docencia hemos visto que el material del que disponen los alumnos no es el más idóneo por su lenguaje demasiado técnico para jóvenes que se sienten atraídos por el mundo de la economía. A veces, los licenciados encargados de reflejar sus conocimientos en un libro se olvidan de las personas que tienen delante e intentan demostrar su gran saber utilizando un lenguaje poco habitual a los oídos de los alumnos. Y muy frecuentemente han comentado: ?no lo acabo de entender?. Un simple cambio de registro, un ponerse en su lugar, hace que las caras de duda desaparezcan, convirtiendo nuestras humildes lecciones en una comunicación fluida y recíproca.