Para vivir hace falta esperanza. El amor es sostenido por ella. Por eso, cultivar la esperanza es ayudar a vivir. Coqueteando con la idea del suicidio en uno de sus poemas, Marilyn Monroe fantaseaba con el escenario donde aquél habría de tener lugar: podría ser, barruntaba, arrojándose desde un puente. No un puente hermoso, uno con bellas vistas, uno que le gustase; debería ser un puente feo, sin vistas. Pero nunca he visto un puente feo.