Las relaciones de las empresas con su entorno han cambiado sustancialmente durante las últimas décadas. Diferentes grupos, conformados por agentes eco¬nómicos con intereses similares, han venido surgiendo e impactando lo que las organizaciones desarrollan a nivel de productos, servicios, publicidad, en¬tre otras actividades que antes parecían tener solo un destinatario: los clientes.Las apariciones de estos grupos con intereses similares han creado una cultura basada en la aspiración de, y en muchas ocasiones exigencias para, que las empresas satisfagan dichos intereses y vayan más allá de lo que la ley les exige. Estos grupos tienen como característica esencial que han venido construyen¬do relaciones de poder que ejercen de una forma u otra con las organizaciones que les son significativas. En la literatura, estos grupos son conocidos como stakeholders.De otra parte, cada vez más la ciudadanía en su conjunto (en donde se gene¬ran los grupos de interés) ha incrementado el nivel de sus preocupaciones por los efectos que sobre la sociedad causan las empresas, cuando desarrollan su objeto social. Lo anterior unido a las preocupaciones medioambientales que están ligadas al hecho de que por fin la humanidad entendió que está acaban¬do con el planeta y poniendo en tela de juicio su sostenibilidad, con efectos devastadores para las actuales y futuras generaciones.